La asunción del flamante presidente de EEUU se convirtió en la segunda más vista de toda la historia, sólo por detrás de la llegada de Reagan al poder, en 1981. Según informa Nielsen Media Research, 1 de cada 3 hogares en EEUU estuvo atenta a las instancias de la asunción presidencial, logrando un rating del 25.5 puntos y alcanzando a 37.8 millones de norteamericanos.
La toma de poder de Obama logró desbancar del rol de liderazgo televisivo al imbatible American Idol, programa que por primera vez en la temporada bajó su rating de dos a una cifra, rozando lo 9 puntos.
El «Inauguration Day», como se conoce el momento de la toma de poder del presidente, fue transmitido por 15 señales de TV de aire y de cable. Además se especula que una gran parte de los espectadores del evento se volcó a seguirlo a través de los múltiples canales de internet.
Un dato que grafica la historia política de los EEUU en los últimos 10 años es que la asunción de George W. Bush (en 2005) fue la menos vista de la historia. Nada paradójico para uno de los presidentes con peor reputación.
Todos los 31 de diciembre se evidencia cierta vocación por compartir la emoción que provoca el inicio de un nuevo año más allá del círculo íntimo que rodea el encuentro de fin de año. Asomarse al balcón, subir a la terraza para mirar los fuegos artificiales que tiran los vecinos, salir a la vereda a ver qué pasa o tocar la bocina sin ton ni son se convierten en prácticas frecuentes.
Uno se siente inmerso en una celebración que involucra a todos y lo particular de fin de año es que realmente es un festejo que trasciende fronteras. Y uno de los lugares que supo capitalizar este espíritu festivo es Times Square.
El área enmarcada por Broadway y la Séptima Avenida en New York City se convierte cada año en un escenario festivo dominado por la expectativa de esperar el nuevo año. Este emblemático reducto de Manhattan representa el epicentro de la cultura del consumo. Cada año al acercarnos a las 12 de la noche del 31 de diciembre la gente palpita con el famoso “countdown” o la cuenta regresiva. Y Times Square supo sacar provecho de este ritual armando un verdadero show con gran resonancia marketinera.
El evento es seguido de cerca por un millón de personas pero luego es amplificado en todo el mundo mediáticamente y se estima una audiencia de mil millones.
Un elemento básico del festejo es la “Bola de Cristal”. El tema genera tanto interés que hasta el famoso Good Morning America le dio una importante cobertura a la presentación y revelación del nuevo modelo 2008.